El ministro de Cultura anuncia la inversión de un millón de euros y la instalación de señalética en un monumento nacional cuyo centro de visitantes está cerrado desde hace 11 años por falta de luz.
Cuentan los cronistas que Aníbal cayó gravemente herido por una jabalina y el asedio a Sagunto se detuvo durante semanas. Una vez recuperado, el general cartaginés, al frente de uno de los mejores ejércitos de la antigüedad, acabó con la defensa encarnizada del pueblo íbero de Arse, aliado de Roma, fortificado en el cerro, que fue arrasado tras ocho meses de batalla. Aquella destrucción del año 219 antes de Cristo fue empleada por el imperio romano para declarar la Segunda Guerra Púnica.
Nada de ese episodio histórico, que numerosas generaciones de estudiantes de latín aprendieron de las páginas de Ab urbe condita, de Tito Livio, ni del rico yacimiento arqueológico se cuenta al turista que acude al castillo de Sagunto, que ha visitado el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes. No hay ninguna señal, ningún panel, ninguna leyenda, ningún código QR que guíe y relate el pasado milenario de una fortificación, cuya estructura se ha ido modificando a lo largo de los siglos y condensa más de 2.500 años de historia. Hay muchas antiguas inscripciones en latín, pero no hay señalética en el monumento nacional, propiedad del Gobierno y gestionado por la Generalitat. No hay servicios de ningún tipo. Los visitantes deben bajar la empinada montaña para encontrar un aseo, como protestaba el italiano Giovani, cerca de lo que fue el foro romano...