El año que acabamos de dejar da la impresión de haber sido uno de esos momentos que en el futuro podremos llamar ‘de inflexión’, dicho esto obviamente sin triunfalismo, pues se sabe que los periodos de inflexión, ya de por sí confusos y dolorosos, no siempre anuncian fases de intensidad creativa o al menos de producción interesante. Tal como nos ha enseñado el transcurso del tiempo, a un periodo de entusiasmo (y la última década en muchos aspectos ha sido para la arquitectura un periodo ‘explosivo’) sigue a menudo una etapa de enfriamiento, cuando no de desconcierto.
En todo caso, la intuición (o la sospecha) de que la arquitectura está atravesando un momento de inflexión hace referencia a dos acontecimientos de gran alcance mediático que han visto la luz en las postrimerías de 2003: una exposición, la primera gran retrospectiva sobre el trabajo de Rem Koolhaas y OMA después de S,M,L,XL, inaugurada en octubre en Berlín; y un libro, o mejor dicho, ‘el libro’ sobre Terragni, en el cual Peter Eisenman llevaba trabajando desde hace cuarenta años... [+]