Rigor y sobriedad definen la larga carrera de estos arquitectos sevillanos, con hitos como el estadio Wanda o la ampliación del Rijksmuseum. Antonio Cruz y Antonio Ortiz aborrecen la solemnidad, citan el Quijote y añoran la arquitectura de las estaciones de tren.
Se conocieron en la universidad y allí se aliaron para formar uno de los tándem arquitectónicos más prolíficos y consolidados de las últimas décadas. De su estudio sevillano han salido los planos de proyectos tan emblemáticos como la estación de la Cartuja de Sevilla o el estadio Wanda Metropolitano de Madrid. Su antiestilo sobrio y riguroso les ha valido el Nacional de Arquitectura (en 1993) y han optado al Mies van der Rohe hasta en tres ocasiones...