“Critican que la gente va al parque que construimos en Moscú a practicar sexo. A mí me parece buena señal”. La autora de la High Line, la ampliación del MoMA y el centro de artes escénicas The Shed, la arquitecta Elizabeth Diller reimagina las instituciones culturales.
Nueva York lleva una década colmándose de los proyectos de esta arquitecta de 64 años y rictus solemne esconde una insospechada sonrisa de niña traviesa. El exitoso paseo elevado sobre un tramo de ferrocarril abandonado que solía cruzar el barrio de Chelsea, se ha convertido en un hito del urbanismo: todas las ciudades del planeta quieren su propia High Line. Fue concebida para unas 300.000 personas, pero el año pasado recibió más de ocho millones de visitantes. En cualquier día soleado, se distingue a una masa humana avanzando a paso de tortuga a lo largo de sus dos kilómetros y medio...