En 2011, las autoridades chinas detuvieron al artista Ai Weiwei en un aeropuerto de Pekín, incautaron su pasaporte, las computadoras portátiles y los discos duros que tenía en su estudio y lo encarcelaron durante 81 días sin cargos formales.
Lo acusaron de “crímenes económicos”, pero muchos pensaron que fue una represalia por sus críticas persistentes a las políticas opresoras del gobierno, ya fuera por investigar los nombres de los niños que murieron en el terremoto de 2008 en Sichuan o por su documental de 2009 sobre el juicio del activista de derechos humanos Tan Zuoren ante un tribunal irregular...