En la comarca catalana del Vallès Occidental y sobre unos terrenos deteriorados por un almacén de desechos que se encontraba al límite de su capacidad, los barceloneses Enric Batlle y Joan Roig han construido un nuevo Centro de Tratamiento de Residuos que trata de conseguir la mayor integración con el entorno a través de una cubierta topográfica que se va adaptando a los desniveles del terreno y bajo la cual se desarrollan, sobre cotas diferentes, las dos grandes zonas de tratamiento de que consta la instalación. Con su diseño, la cubierta logra integrar y homogeneizar los diferentes elementos de ventilación o iluminación (salidas de aire, claraboyas, etcétera), convirtiéndose en una topografía artificial cuyos dibujos circulares contienen gravas, tierras y especies vegetales tapizantes.