La designación de Valencia como sede de la 32ª edición de la Copa América para 2007 pilló a la ciudadanía —y es de suponer que a una gran parte de la clase dirigente de esta ciudad— por sorpresa: un desconocimiento general sobre la competición y la ausencia de proyectos urbanísticos previos sugieren que la elección no presuponía grandes instalaciones y que los recursos básicos —mar, viento, ciudad y base náutica— estaban ya asegurados.

Habría que remontarse a 1909, con la Exposición Regional, para encontrar un evento de relevancia significativa en la historia urbana de la ciudad. Aquella muestra del poder de la burguesía local nos legó un interesante patrimonio arquitectónico, hoy sometido a transformaciones y presiones especulativas... [+]