En octubre de 2003, Paulo Mendes da Rocha visitó entusiasmado la ‘osamenta’ en construcción de la Casa da Música, la nueva sala de conciertos que el holandés Rem Koolhaas ha proyectado para la densa y granítica ciudad de Oporto. Al final de un largo recorrido por el interior, el arquitecto de São Paulo confesó su admiración por la calidad del acabado del hormigón blanco, que conforma la estructura y la piel del edificio, destacando la magnitud de los planos oblicuos que emergen de la plataforma urbana contigua. En verdad, ese entusiamo por la plasticidad del hormigón armado por parte de un arquitecto moderno como Mendes da Rocha no constituía una gran sorpresa. Inesperada fue, en cambio, otra observación del brasileño, para quien este proyecto parece fundarse en un gesto aparentemente arcaico: la revisita al imaginario del teatro de ópera decimonónico, donde los espacios internos se suceden de forma ‘dramática’, escondiendo o revelando contrastes entre amplios foyers y pequeños corredores, largas escaleras y pasarelas flotantes, túneles enigmáticos y vanos abiertos sobre el vacío en un juego permanente de transparencias y opacidades. «Aquí estamos siempre a la espera de encontrar, repentinamente, al fantasma de la Ópera», sintetizaba con humor Mendes da Rocha... [+]