Santiago Calatrava

Valencia,1951

29/02/2000


¿En qué parte del mundo del cómic podía entrar mejor el arquitecto valenciano que en el Reino de Mongo? Es ese mundo de Flash que ha sido definido certeramente como una mezcla de soap opera con novela futurista. Un mundo barroco y ‘arrevistado’, heroico y monumental, disfrazado de futuro con decorados estratosféricos. Un mundo cuya peor caricatura no estaría lejos de las fallas valencianas. Aunque por un tiempo pensé que el nombre mismo de Santiago Calatrava era propio para un héroe celtíbero como el Guerrero del Antifaz, lo que me habría llevado a una viñeta de moros y cristianos, al fin pesó la tecnología y preferí hacer una caricatura futurista. Para el viaje a Mongo con Flash le puse al arquitecto una K, como Zarkov. Zantiago Kalatrava.

En ese Mongo de exuberancia formal encaja bien la obra del arquitecto, o mejor, artista, ya que a este polifacético politécnico le agrada definirse como un poeta de la forma. Y ciertamente, Santiago Calatrava se desliza entre la invención genial, la intuición técnica y la escenografía, como suele suceder con los arquitectos que quieren ser escultores, y pasa sin transición del expresionismo estructural a la figuración y aun a la caricatura. Calatrava es como el Doctor Zarkov, capaz de dar forma de máquina futurista a cualquier episodio de la serie, aunque quizá no sea tan modesto como era el sabio aventurero. Y de su ya extensa obra, tal vez los puentes del ingeniero-arquitecto son el mejor ejemplo de esta fantasmagoría. Son grandiosos artefactos, provistos de articulaciones, tensores y ménsulas gratuitos para mayor pathos tecnológico. Vedettes para la fotografía, ya que no para el cálculo. Exhiben el glamour de lo excesivo, que disgusta a los racionalistas y a los modernos heroicos.

Me parece que ese pathos coincide con el cómic de Flash en su versión de Mac Raboy, el más barroco de sus dibujantes, en la etapa de los años cuarenta, menos ñoña que la de Alex Raymond en la década de los treinta y menos científica que la de Dan Barry en los sesenta. Así que ahí coloqué a Flash, a su novia Dale y al temible doctor dudando ante una siniestra estructura... ¿Será una maravilla o una trampa? Una trampa maravillosa.


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