Conseguir que, desde el principio, el edificio formase parte de la ciudad, culminando su proceso constructivo en una perfecta ‘cicatrización’, ha sido el reto que los madrileños Carmen Martínez Arroyo y Rodrigo Pemjean se han propuesto en su nueva sede del Colegio de Arquitectos y Fundación Cultural del COAL, en Salamanca. Ubicado en pleno casco de la ciudad, el proyecto reinterpreta la arquitectura tradicional, organizando sus espacios en la sucesión de un zaguán, un portalón y unos patios, cuya distribución hace posible un interior abierto y diáfano que se protege con una delicada piel pétrea.