Los primeros años

De Schinkel a De Stijl

Los primeros años

De Schinkel a De Stijl

Julius Posener 
30/06/1986


La vida profesional de Mies se inicia en un momento crepuscular. La ≪muerte de los estilos≫ daría paso a la reivindicación de una honesta ≪simplicidad burguesa≫ protagonizada por el Werkbund, un movimiento que Mies conoció en calidad de discípulo. Sus primeras obras —generalmente poco divulgadas— se inscriben en este contexto, aunque desde el primer momento dejarían traslucir una precoz autonomía en su modo de concebir la arquitectura. Poseer analiza cuidadosamente este periodo y la eventual adscripción de Mies a la línea neoplasticista en un proceso de búsqueda de un lenguaje nuevo y una forma adecuada a los nuevos sistemas constructivos.

No conozco a fondo la obra de Mies. Hay un edificio de Mies con el que me encuen­tro muy vinculado, ya que está muy cerca de la casa en la que vivo en Berlín: se trata de la casa Peris, en Zehlendorf. Hace algu­nos años fue restaurada con esmero por el arquitecto von Beulwitz, quien me contó algunos detalles sobre la casa que, por otra parte, no es una vivienda unifamiliar en sentido estricto sino un pequeño museo con una vivienda en la parte superior. Actualmente se utiliza como escuela para niños disminuidos psíquicos, instalada y dirigida por los antropósofos, los seguido­res de Steiner. He conocido a algunas de estas amables personas, ya que no pierdo ocasión de visitar la casa. Admiran la casa y yo diría que incluso la estiman a pesar de que su arquitectura no puede entusiasmar­les: es todo lo contrario de lo que quería Rudolf Steiner. Parece como si la casa Peris consiguiera cautivar a todos los que se encuentran con ella: incluso los pasean­tes de la tranquila Villenstrasse se paran a mirarla dos veces, ya que no se parece en absoluto a las casas colindantes. Muy cer­ca, pero en otra calle distinta, se encuentra otra casa construida por Mies junto con un arquitecto llamado Goebbels (no es un nombre inusual en el Bajo Rin, de donde procedía Mies). La casa Peris tampoco se parece a esta última, que se sale menos del marco de lo habitual a pesar de haber sido construida un año después (1911-1912). Esta casa, la Werner, recuerda con su cubierta amansardada a los edificios del siglo XVIII. Lo primero que denota que Mies tuvo algo que ver en ella es la subida escalonada hacia la puerta de entrada que produce un efecto de amplitud, quizá exce­siva para una casa tan modesta: se trata de una casa cuya fachada a la calle no es simétrica. En cualquier caso, casas como la Werner se pueden ver en otros lugares de la periferia berlinesa como, por ejem­plo, en las del arquitecto Alfred Breslauer, de la misma época. Puede que la casa Werner sea mejor, pero todas siguen el modelo del XVIII burgués. La casa Peris, por el contrario, no recuerda nada que se pudiera haber visto antes en las afueras de Berlín. Al verla podría pensarse en Schin­kel; pero Schinkel no era un arquitecto al que se pudiera imitar como las casas del XVIII. Schinkel se sitúa justamente fuera de la tradición que llega más o menos hasta su época. Se le ha considerado un eclécti­co: elegía modelos estilísticos de distintas épocas -clásicos, góticos y también otros- y siempre acababa haciendo con ellos algo distinto. Ya no pertenece a la historia de los estilos, al contrario que Knobelsdorf que construyó para Federico 3 el Grande el palacete de Sans Souci. Schin­kel daba inicio a algo nuevo y él era consciente de ello. No pretendía inventar un nuevo estilo para su tiempo, es más, afirmaba que las nuevas ideas no requieren un nuevo lenguaje; pero tampoco revistió sus nuevas ideas de alguno de los antiguos lenguajes. Se consideraba independiente de los lenguajes utilizados hasta entonces por el arte de construir y, de hecho, no era nada raro que empezara un proyecto con un estilo y lo continuara con otro distinto. En ocasiones incluso llegó a mezclar los estilos: tal es el caso de la Neue Wache en la avenida Unter den Linden. Existen ante­proyectos con «órdenes» distintos, algunos con pilastras y arcos. Tal y como final­mente se realizó, el edificio pertenece a dos estilos o formas expresivas: uno para el cuerpo cerrado de ladrillo del edificio, otro para el pórtico dórico. Es algo que Schin­kel, como su maestro Friedrich Gilly (ha­cia 1800) podía permitirse. En el siglo XVIII no habría sido posible. Así pues, cuando al contemplar la casa Peris se piensa en Schinkel, no se piensa tanto en las formas como en el modo de proceder. Se podría expresar la diferencia entre la casa Werner y la casa Peris de la siguiente forma: la casa Werner recuerda edificios que ya se han visto. La casa Peris no...[+]


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