El cementerio construido por Bernardo Bader en Altach, en el estado austriaco de Vorarlberg, en el extremo occidental del país y enclavado al pie de las cimas de los Alpes, atiende la demanda de la comunidad musulmana de esta pequeña ciudad de poco más de 6.500 habitantes.

El diseño del cementerio está determinado por los ritos funerarios islámicos, que incluyen la orientación de las tumbas hacia La Meca, la celebración del funeral en las 24 horas posteriores a la muerte, el lavado ceremonial del cuerpo, la envoltura en un sencillo sudario de tela y, finalmente, el enterramiento en suelo siempre que sea posible. En un espacio abierto y ajardinado con vistas a las montañas que circundan la ciudad se disponen las parcelas funerarias, delimitadas por muros de hormigón armado y teñido —cuyas diferentes alturas organizan de una manera delicada la estructura del cementerio— y acompañadas por un volumen organizado en torno a un patio e iluminado con celosías, que alberga una sala destinada al rezo y otra a la purificación del difunto a través de la llamada ablución mayor. [+]