«Abrir los ojos a la realidad contemporánea exige un doble empeño. Ante todo, se trata de no extraviar entre los pliegues de la historia las circunstancias que han llevado a la formación de realidades hoy emblemáticas de la ‘condición moderna’. En este sentido, Rem Koolhaas lleva a cabo, sobre todo en Delirious New York, un trabajo no tanto de historiador como de arqueólogo. (...) En segundo lugar, hay que poner atención a las posibles manifestaciones de lo que Charles Baudelaire definía como ‘la vida moderna’... “la eterna belleza y la sorprendente armonía de la vida en las capitales”. (...) Así, observando la metrópolis contemporánea y en particular el mundo de las periferias, Koolhaas... pone de manifiesto su ‘terrorífica belleza’; y sobre esta base elabora su propio método de intervención: el de una ‘idealización sistemática’, una ‘sobrestimación automática de lo existente’, que no es un fin en sí misma, sino que está destinada a permitir disfrutar de todas sus potencialidades.»

Jacques Lucan, OMA, Rem Koolhaas: arquitecturas 1970-1990, 1990.[+]