Durante la última sesión del IV Congreso Docomomo Ibérico, celebrado en Valencia bajo el lema ‘Arquitectura Moderna y Turismo 1925-1965’, Fernando de Terán declaraba el interés que le había suscitado el tema al preparar su ponencia de clausura. A la vez, señalaba la dificultad de documentar edificios o hitos determinados, circunstancia que atribuía a la escasez de estudios publicados sobre la materia. Naturalmente, aún no había podido disponer del libro Arquitectura del sol, que fue presentado en el citado congreso y donde ya se materializan los resultados de una oportuna investigación, cuyo sugerente título no revela el alcance de la misma. Su contenido se centra en la obra construida ‘al calor’ del desarrollo turístico que disfrutaron y también sufrieron nuestras riberas mediterráneas, incluyendo las baleares, además de los territorios canarios. Pero conviene matizar la conjugación del verbo, ya que en este caso y a diferencia de la restrictiva cronología MoMo, el arco temporal cubierto llega hasta hoy.

Como es sabido, el turismo de masas provocó en España la progresiva transformación del perímetro litoral en una cinta colonizada por urbanizaciones que se caracterizan por la carencia de espacio público y equipamientos, con la salvedad de iglesias o centros comerciales. Es evidente que el despliegue de intervenciones costeras también nos regala alguna experiencia de calidad desde su consideración paisajística o simplemente arquitectónica, reflejándose todo ello en el libro, cuyos textos contribuyen a mantener el sentimiento ambivalente. Sus ensayos oscilan entre el lamento y la esperanza cuando argumentan, por ejemplo, lo específico de la actividad (Cataluña), el imaginario autóctono (Canarias), la denuncia severa (Comunidad Valenciana, Baleares y Andalucía) o incluso aspectos de metodología proyectual (Murcia). En definitiva, la valiosa iniciativa de estudio coordinado y colectivo que representa este libro merece ser recibida con gratitud.