Llevaba años preparándola. Miguel Fisac orquestó la ceremonia de los adioses como su último proyecto. El progresivo despojamiento, la creación de la Fundación, el traslado de los archivos a Ciudad Real, las disposiciones finales y hasta sus ‘poemas de la buena muerte’ conducen serenamente hasta su desaparición luminosa en el Cerro del Aire, al alba del viernes 12 de mayo. En la casa que hace medio siglo construyó para Ana María, y acompañado de la mujer que ha compartido su prolongado itinerario biográfico, este gigante de la arquitectura española ha abandonado el reino de este mundo con la plácida aceptación que parece reservada a los creyentes en el otro. Fisac dejó el Opus Dei poco antes de contraer matrimonio en 1957, pero sus discrepancias públicas con la institución que había contribuido a fundar no afectaron a sus convicciones religiosas, que le hacían esperar el tránsito de la muerte con una naturalidad de emocionante elegancia... [+]


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