Nacido en el último año del siglo XIX, Eduardo Torroja (1899-1961) fue el más célebre ingeniero de estructuras español del siglo XX. Aunque en algunas enciclopedias figure como arquitecto, este título académico sólo lo recibió ad honorem en su centenario. Admiradas unánimemente por expertos de todo el mundo y por el público en general, sus obras —entre las que destacan el desaparecido frontón Recoletos, el mercado de Algeciras y las tribunas del madrileño hipódromo de la Zarzuela— son un prodigio de equilibrio entre tecnología y emoción, llevando al límite las propiedades de un material entonces revolucionario, el hormigón armado, que se liberaba de las formas lineales para funcionar como lámina delgada. En octubre de 2000 se reunieron en Valencia profesores y estudiosos con el objetivo de debatir la obra de Torroja y rendir tributo a su legado. Carmen Jordá, profesora de la ETSAV, ha sido la encargada de transformar las jornadas en un interesante libro donde alternan las ponencias de carácter técnico y académico con los perennes debates sobre la formación técnica y estética de arquitectos e ingenieros.