Con el nombre ‘Arquitectura: lo común’ se ha celebrado el II Congreso Internacional Arquitectura y Sociedad entre los días 20 y 22 de junio en el Baluarte pamplonés, el mismo escenario que ya acogiera hace dos años ‘Arquitectura: más por menos’. Si el tema de la anterior edición fue la austeridad, en esta ha sido la solidaridad, concebida como el término que arropa las dos dimensiones, pública y cotidiana, de lo común.

Introducida por Luis Fernández-Galiano, director del congreso, la primera jornada contó con la presencia destacada de Norman Foster, que explicó su trayectoria de los últimos treinta años a la luz del espacio público, las infraestructuras y la sostenibilidad. Con una sensibilidad diferente, y a propósito del tema del cobijo, Anna Heringer y Manuel Solano Benítez repasaron su obra desde el punto de vista de la participación social en países en desarrollo, y de la innovación técnica en contextos de precariedad.

La segunda jornada contó con las ponencias del Antonio Cruz, Roger Diener, Manuel Aires Mateus y Vasa Perovic, que posteriormente intervinieron en dos debates sobre la eficacia y el placer, moderados respectivamente por François Chaslin y Juli Capella.

La sesión de clausura tuvo por protagonistas a los otros dos pritzker presentes en el congreso, Eduardo Souto de Moura y Rafael Moneo, que además de participar en un interesante debate a cargo de Kosme de Barañano, presentaron sendas ponencias, en las que el portugués explicó su obra reciente, y el maestro navarro, a modo de conclusión del congreso, dio cuenta de un novedoso enfoque de lo común: el lenguaje compartido por todos los arquitectos.