En las zonas rurales de Níger, los mercados funcionan semanalmente. Debido al rápido crecimiento demográfico de la aldea remota de Dandaji se adapta el mercado original para que los habitantes puedan adquirir productos a diario, manteniendo la organización tradicional en torno a un árbol ancestral como lugar de reunión. La firma dirigida por la nigerina Mariam Kamara, Atelier Masomi, es la encargada de rediseñar el lugar con un proyecto basado en la arquitectura local. Coloridas marquesinas circulares, realizadas a partir de metal reciclado, compensan la dificultad de cultivar árboles en un clima tan árido y funcionan como atractivo reclamo visual, así como protectores solares y térmicos. La diferencia de altura entre estas piezas promueve la ventilación natural mientras que hace fluir el aire caliente hasta los discos superiores. El proyecto utiliza bloques de tierra compactada en una región donde los materiales comunes son el cemento y el adobe. La tierra compactada también contribuye al enfriamiento de los 52 puestos del mercado.