El encargo responde a la decisión de cuatro familias (catorce personas en total) de construir en conjunto una segunda vivienda frente a la bahía de Navidad. Obra de Iván Bravo, realizada con la colaboración de Martín Rojas y Gino León, la casa reúne en un mismo volumen las preferencias de los distintos propietarios. Envuelta en madera, la composición se erige con un volumen vertical que determina la organización de las estancias, combinando espacios muy pequeños con otros más amplios. La liberación del volumen con respecto al suelo permite dislocar la distribución tipológica de una casa de playa, generando nuevas relaciones programáticas en el eje vertical. Esto se logra mediante una crujía reducida, en contraste con una altura prominente, por la escala y por la ubicación de los huecos en la fachada.