Se han publicado, casi simultáneamente, dos libros escritos por profesores de Composición en cuyos títulos aparecen entrelazadas las palabras paisaje y arquitectura. No se trata de una casualidad que el concepto paisaje, que tan lentamente está siendo asimilado por la sociedad española, empiece a permear el yermo campo teórico de la arquitectura y atraiga intelectualmente a los estudiosos de ‘composición arquitectónica’. Sin embargo, y a pesar de la similitud apreciada en los títulos, cada uno de estos dos libros explora mundos distintos y aplica también métodos diferentes. Así, el historiador Ramón Rodríguez Llera reúne en su libro una colección de ensayos, que poseen autonomía independiente, en torno a las ideas compositivas de lo regular y lo irregular, analizando la axialidad, el orden, la geometría, la grácil sinuosidad, el desorden o el carácter sensual que se presentan en actuaciones de escala territorial (de aquí la apropiación metafórica del término paisaje) en siete momentos de la historia de la arquitectura que van desde el Antiguo Egipto a la obra de Oscar Niemeyer y desde el Lejano Oriente japonés hasta la ciudad cántabra de Comillas. Este libro se podría encuadrar dentro del género ‘ensayos de viajero erudito’, y en él se aprecian pretensiones poéticas que justifican la metafórica utilización del término paisaje, recordándonos que en nuestra cultura occidental el paisaje ha surgido unido a la curiosidad de los viajeros.
Por su parte, el libro de Francisco de Gracia no sólo utiliza con propiedad el término paisaje y todo el vocabulario específico desarrollado en torno a él, definiendo conceptos de manera sistemática y con precisión, sino que se trata de un auténtico tratado sobre el paisaje que se apoya en una metodología analítica y en una categorización de fenómenos, abarcando las diferentes variables que intervienen en la conceptualización, la percepción, la configuración y la intervención sobre el territorio. Los geógrafos y los llamados científicos del medio ambiente han desarrollado diferentes métodos de análisis territorial, pero Francisco de Gracia ha sabido implementar en ellos una vertiente crítica y un hálito cultural y humanista que hace de estos ‘apuntes sobre la razón constructiva’ un instrumento muy útil para el arquitecto que quiere comprender qué es el paisaje y cómo actuar sobre el territorio con voluntad paisajista. Pero este libro no es un simple manual técnico sino una acertada reflexión sobre la posición autista del hombre actual ante un mundo tecnoindustrial que transforma el medio sin control ni sensibilidad.