«El libro es mejor que la película». Con frecuencia escuchamos este axioma y nos enzarzamos en debates cotidianos sin percatarnos de que, al margen del talento del novelista o del director de turno, nos encontramos ante un dilema de raíz, que se remonta a los albores de la humanidad: el de la palabra frente a la imagen. Mary Beard es de las que defiende que lo que vemos es igual de importante que lo que leemos, si bien no se resistió a verter en un libro los dos capítulos que protagonizó en la serie de la BBC Civilisations, donde indagaba en los significados que cada lugar y época ha construido en torno a un cúmulo de imágenes compartidas, deteniéndose menos en quienes las crearon que en lo que otros interpretaron luego.
Emitido en 2018, el programa era un homenaje a Civilisation, el ciclo documental que el historiador del arte Kenneth Clark había grabado para la cadena cincuenta años antes, en tanto que un propósito de enmienda: frente a su mirada patricia que, como advertía el singular del título, solo consideraba la cultura europea —sin siquiera incluir España— y genios masculinos —la única mujer con cierta presencia era la Virgen—, la secuela adoptó una perspectiva más ecuménica, rescatando obras de los cinco continentes, en muchos casos anónimas, y relatos en los márgenes. En el caso de Beard, su formación clásica hacía inevitable que la Antigüedad grecolatina apareciese, pero la divulgadora se esforzó por diluirla en un crisol de etnias.
Así pues, en televisión la vimos encaramada a un coloso egipcio, agazapada en una cueva india o inmersa en la selva mexicana, todo para intentar responder cómo miraron nuestros antepasados y cómo los miramos a ellos ahora. En el trasunto impreso, los episodios son dos partes igualmente centradas en las representaciones humanas y las divinas, que se hilan con una cautivadora narración y profusas ilustraciones para mantener la vivacidad audiovisual. La afirmación inicial quedará a juicio de cada cual, pero al menos las páginas consiguen, como la pantalla, marcarnos los infinitos senderos que se abren en los ojos.