Al observar el conjunto construido y proyectado en estos últimos años por José Ignacio Linazasoro, se entiende su contribución decisiva en las cuestiones de adecuación, carácter y contexto; esto es, una reflexión sobre la capacidad comunicativa de la arquitectura y sobre la estratificación de tiempos, aquello que conforma nuestros paisajes urbanos.
De algún modo, esto podía ya intuirse en las primeras obras ‘madrileñas’, con la Biblioteca de la UNED a la cabeza, pero lo que los siguientes proyectos aportan —como la intervención en las Escuelas Pías de Lavapiés— no es solo una consolidación de ideas y recursos expresivos, sino la liberación definitiva de ciertas rigideces residuales heredadas de sus años juveniles, sustituidas ya por una plena naturalidad formal y gestual, que transmite una condición optimista, anunciando que lo mejor está aún por venir. Se constata la gran calidad de la ‘búsqueda paciente’ de Linazasoro y su inagotable ansia de evolución, que es a la vez cambio y permanencia. El libro se aleja de las monografías al uso y contiene una acertada selección de textos, que completa el retrato del autor. Recomiendo la lectura de «La innovación proyectual en el bajo imperio y la crisis del clasicismo grecorromano», un sorprendente manifiesto donde podemos entender muchos aspectos de sus obras.