Alejados de todo esencialismo, tanto el helenista David Hernández de la Fuente como el periodista Pedro García Guartango exploran las raíces míticas de España desde la historia y desde el territorio. Aunque ambos rinden homenaje al pionero Gárgoris y Habidis publicado en 1978 por Fernando Sánchez Dragó, y aunque ambos mencionan también la polémica sobre la identidad nacional de España entre Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz, sus obras esquivan enredarse en las esencias hispánicas que entretuvieron a Marcelino Menéndez Pelayo o Miguel de Unamuno para cristalizar famosamente en dos libros que vieron la luz en Buenos Aires: en 1948 España en su historia. Cristianos, moros y judíos, y en 1956 España. Un enigma histórico, donde el filósofo e historiador cultural don Américo y el historiador y político republicano don Claudio cruzaron sus armas defendiendo la fertilización en nuestro suelo entre la cultura árabe, la judía y la cristiana o argumentando la identidad romana y cristiana de la Península. Más allá de esas disputas identitarias, Hernández de la Fuente y García Cuartango bucean en las profundidades mitológicas y legendarias de España con dos libros muy diferentes: rigurosamente académico el del catedrático de Filología Griega en la Universidad Complutense, que despliega un relato prioritariamente histórico, e invitación al viaje el del antiguo director de El Mundo y actual columnista de ABC, que busca identificar los lugares mágicos de la geografía española.
Hernández de la Fuente sitúa su Pequeña historia mítica de España en el marco conceptual acuñado por Carlos García Gual en su Historia mínima de la mitología, y constata «la pervivencia de lo mítico en nuestro discurso colectivo actual», porque desde el Romanticismo los políticos han intentado manejar las emociones de los pueblos con relecturas del pasado no siempre fieles a los datos de la historia y la arqueología. El helenista sitúa la construcción de los hitos hispánicos en el imaginario mítico y simbólico que inspira la etnogénesis de cualquier nación, y tras una presentación de una geografía legendaria que incluye las islas Afortunadas o la Atlántida, recorre sucesivamente la España antigua, desde Hércules hasta Viriato y Numancia; la Hispania romana, con personalidades como Séneca, Trajano o Adriano; la España medieval, del apóstol Santiago y don Pelayo al Cid Campeador; la moderna, con arquetipos como don Juan, don Quijote, el pícaro o la Celestina; y la contemporánea, que junto a Carmen, los bandoleros y las guerrillas exhibe el doble mito de la excepcionalidad del país y de las dos Españas con sus luchas fratricidas, que el autor invita a superar, no sin cierto desaliento, en esta Pequeña historia que es un imprescindible gran relato.
García Cuartango abre su España mágica con un mapa donde se sitúan los 45 emplazamientos que asocia a leyendas y mitos gestados en la noche de los tiempos, y que agrupa en cinco capítulos, desde los orígenes en los dólmenes de Antequera o los Toros de Guisando y la Galicia celta de Finisterre hasta los lugares de brujas como las cuevas de Zugarramurdi, pasando por los hitos templarios y los santuarios cristianos asociados a milagros. Lejos de las rutas turísticas, estos destinos son un estímulo para aproximarse a nuestro pasado ancestral, y acaso para ampliar, como propone el periodista, el actual debate sobre la memoria histórica —que apenas se remonta a la Guerra Civil— al marco milenario de las culturas y los pueblos que se han superpuesto y sucedido en el espacio geográfico de la Península.