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La ciudad según Harvey
Las ciudades no son meros depósitos de capital o inocuos escenarios lúdicos; son también trincheras. El eminente geógrafo inglés David Harvey nos lo recuerda en Rebel Cities, un libro sesudo y a la par apasionado que, escrito al calor de movimientos como Occupy Wall Street o el 15M, reivindica la condición revolucionaria del espacio urbano. Por ello no resulta extraño que en la introducción del libro se homenaje a Henri Lefebvre, padre de la sociología urbana y uno de los ideólogos del hoy denostado Mayo del 68, de quien Harvey toma el leitmotiv de sus argumentos: el ‘derecho (de los ciudadanos) a la ciudad’, y también su ‘derecho a la lucha’ por recuperar la calle.
Esta tesis un sí no es panfletaria, unida al método marxista seguido por el autor, quizá pueda causar a muchos una cierta grima intelectual. Nada, empero, hay de propagandístico en la escritura de Harvey, que destaca siempre por la solidez de los datos manejados y por la veracidad de sus diagnósticos, expuestos aquí en dos partes complementarias: una, primera, en la que se analizan las raíces de la actual crisis, poniendo de manifiesto cómo, en muchos casos, los procesos urbanizadores han sido, sin más, el resultado de acumulaciones de capital (véase España o China); y otra en la que se desbrozan algunas revueltas urbanas, desde la primavera cairota hasta la ‘Spanish Revolution’.
En estos análisis Harvey demuestra una actitud saludablemente contradictoria, cual es la de considerar la ciudad burguesa como un espacio de equidad que debe defenderse con nostálgico celo, y a la vez como ese organismo que, construido sólo por los flujos de capital, cabe exterminar con saña. La ciudad, en definitiva, ha muerto; larga vida a la ciudad.