La arquitectura del siglo XX también debe narrarse a través de sus jardines. El anhelo de la naturaleza ha inspirado gran parte de las propuestas urbanas más influyentes del siglo —de la Broadacre City (1934-1935) de Frank Lloyd Wright al parque de La Villette (1982) de Rem Koolhaas, pasando por La disolución de las ciudades (1920) de Bruno Taut y la Ville Radieuse (1935) de Le Corbusier— y es también el argumento principal de muchos de los proyectos construidos en los últimos cien años: resulta impensable entender la Villa Savoye (1929- 1931) de Le Corbusier sin el patio de la primera planta o su cubierta ajardinada, de la misma manera que no es posible trazar el límite entre arquitectura y jardín en el mausoleo de Carlo Scarpa para la familia Brion (1969- 1972). Sin embargo, al desentrañar los avatares de la arquitectura de décadas recientes, la historiografía moderna ha soslayado sistemáticamente el estudio del jardín, y éste ha quedado relegado a publicaciones divulgativas escritas con más entusiasmo que solvencia. Como consecuencia, hay aún una gran carencia de textos profesionales que aborden el paisajismo del siglo XX desde el rigor disciplinar, como un sistema espacial cimentado en los mismos principios conceptuales y sujeto a las mismas reglas organizativas y compositivas que las arquitecturas que complementa, acompaña, engloba o sustituye.
Fruto de la tesis doctoral del autor —arquitecto y profesor de Composición del Jardín en la Universidad de Valladolid — este libro viene a paliar la mencionada escasez de ensayos sobre la materia, especialmente grave en nuestro idioma. Escrito desde el conocimiento especializado, pero con la voluntad de llegar al lector que se inicia en el conocimiento de esta otra arquitectura (no siempre) verde, el texto aporta —junto con una concisa y cuidada selección de imágenes— nuevas claves para entender obras hasta ahora sólo explicadas desde el punto de vista de lo construido, como las casas Usonianas (1939) de Frank Lloyd Wright, o la Nationalgalerie (1969) de Mies van der Rohe, descubriendo además gratas sorpresas como el jardín expresionista de Walter Gropius para la villa Kallenbach (1922) en Berlín, el proyecto de Roberto Burle Marx para el Ministerio de Educación en Río de Janeiro (1943), o el tapiz vegetal de Arne Jacobsen para el Banco Nacional de Dinamarca (1971) en Copenhague. El libro forma parte de la colección Estudios Universitarios de Arquitectura dirigida por Jorge Sáinz para la editorial Reverté, en la que se han publicado textos canónicos de Christian Norberg-Schulz, Colin Rowe o Siegfried Giedion, entre otros. A esta misma serie pertenece también la reedición del clásico manual de Francesco Fariello titulado La arquitectura de los jardines. Desde la Antigüedad al siglo XX, cuyo vínculo con el libro que nos ocupa se hace explícito a través de un epílogo firmado por Miguel Ángel Aníbarro, quien prologa a su vez el tomo de Álvarez. En definitiva, una doble invitación a ‘pensar en verde’.