La ingeniería ecológica es el último grito contra las inundaciones. Mediante suelos porosos, varias urbes chinas recogen el agua de lluvia en cisternas subterráneas y luego la aprovechan.
La rápida urbanización, los cambios en el uso del suelo y la desaparición de los humedales naturales han provocado que las inundaciones sean uno de los principales problemas de las urbes chinas.
Para solucionarlo, el país apostó hace cinco años por las llamadas ciudades esponja a una escala nunca antes vista. En 2015, el Consejo de Estado puso en marcha proyectos piloto en 30 urbes que aplicaban este concepto. Según un documento oficial de aquel año, el objetivo es que cerca del 80% de la superficie de estas ciudades sea absorbente y capaz de reutilizar al menos el 70% de su agua de lluvia para 2030.
“Se trata de almacenarla, canalizarla y aprovecharla”, explica Qu Jiuhui, miembro de la Academia de Ingeniería de China. “El exceso de agua de lluvia se filtra por un sistema de drenaje y, gracias a obras de ingeniería ecológica, se consigue que las plantas absorban sus contaminantes y la purifiquen, como sucede en la naturaleza”, detalla. Estas infraestructuras gestionan el medio ambiente aplicando principios verdes, de forma que contribuyen a protegerlo y a minimizar los daños que pueda sufrir... [+]