Arte y cultura 

Una fábrica de hielo del siglo XVIII

José María Robles   /  Fuente:  El Mundo
26/07/2021


Una descomunal red de 500 pozos y neveros permitió que los aragoneses disfrutaran de cubitos de hielo en verano. Ahora el Gobierno quiere que se los considere Bien de Interés Cultural. "Si faltaba el hielo por la gente se alteraba como si faltase el pan", dicen los expertos en la 'arquitectura del frío'.

José Román Roche (Azuara, Zaragoza, 72 años) y Gonzalo Torres Navarro (Los Olmos, Teruel, 62) dedicaron todo su esfuerzo a limpiar, apuntalar y prácticamente resucitar la nevera de Culroya, un pozo que desde el siglo XVIII había servido para almacenar nieve y hielo en los meses más calurosos del año en la villa de Fuendetodos. Desde allí se despachaba el preciado artículo a los vecinos de la patria chica de Goya y, sobre todo, de la capital aragonesa, a la que el Moncayo ya le quedaba demasiado lejos. Hasta que poco antes de la Guerra Civil, abandonada tras la irrupción de las primeras fábricas de hielo artificial, la nevera empezó a emplearse como vertedero...

El Mundo. Una fábrica de hielo del siglo XVIII: viaje a la 'arquitectura del frío' de Aragón


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