El yacimiento arqueológico se dota de una solución tecnológica con forma de cuadrúpedo para inspeccionar cada recoveco de la zona y evitar robos.
Pompeya, la ciudad romana arrasada por la erupción del Vesubio en el año 79, es una fuente inagotable de conocimiento sobre la vida en la antigüedad. Los restos de la próspera urbe destruida y de las personas que residían en ella y no tuvieron tiempo de huir de la furia del volcán se conservan tan bien que los estudiosos han obtenido de ellos valiosas informaciones acerca de la dieta, las costumbres, la política, la urbanística o la sociología de aquellos antiguos romanos. Aunque este yacimiento arqueológico único en el mundo también ha tenido que luchar contra la mala administración, los derrumbes, los expolios de ladrones de arte y las constantes infiltraciones en los contratos públicos de la Camorra, la mafia napolitana que, además, durante años ha rapiñado insaciablemente las excavaciones y ha levantado construcciones ilegales en el entorno...
El País: Un robot-perro para proteger y estudiar Pompeya