El exigente rigor y la contención visual de la arquitectura de Foster le ha llevado con frecuencia a diseñar sistemas y elementos para sus edificios; y en algunos casos esta atención al detalle se ha canalizado a través de encargos de objetos o prototipos para la producción en serie. Difundiendo el credo moderno del bienestar por el diseño, el estudio ha hecho realidad el lema que extiende la responsabilidad del arquitecto ‘del picaporte a la ciudad’. Tras el mobiliario de oficinas que dio lugar al sistema Nomos en 1985, Foster realizó en los 90 numerosos diseños industriales. Además del sobrio mobiliario urbano para Decaux o el lírico picaporte para Fusital, entre los diseños estaban un yate de 60 metros de eslora, y un prototipo de vehículo solar para los Kew Gardens patrocinado por unos viejos clientes y amigos, los Sainsbury. Para otro amigo y cliente, el alcalde de Nîmes, Foster desarrolló la nueva identidad corporativa de sus tiendas Cacharel (una intervención en el mundo de la moda que ampliaba su experiencia anterior en las tiendas londinenses de Joseph, Katharine Hamnett y Esprit). Pero quizá el mejor diseño fue el más arquitectónico en escala y propósito, una colección de ingeniosos paraguas metálicos, pintados en los colores corporativos, para las gasolineras de Repsol...[+]