Por qué el bidé es insustituible
La falta de espacio en las viviendas y el desuso están condenando al ostracismo al bidé, una pieza destinada al aseo íntimo que se inventó en el Versalles aquel de Luis XV. En las memorias de uno de sus ministros, aparece cómo Madame de Prie, miembro de su corte, cabalgaba sobre un mueble con palangana incorporada mientras se higienizaba sus partes pudendas.
Desde el siglo XVIII hasta aquí, el bidé (o bidet, según su origen francés) ha sufrido cambios en su forma (al principio más ergonómica y parecida a una silla de montar a caballo); ha sido demonizado por la Iglesia, que lo consideró un borrador de pruebas para las relaciones extramatrimoniales y hasta un método anticonceptivo; ha colonizado Europa; ha dado, incluso, el salto a América por obra y gracia de Argentina... Ahora, en cambio, vive sus horas más bajas...
El Mundo: Por qué el bidé es insustituible y merece un manifiesto a su favor
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