No puedo decir que sean malos tiempos para la arquitectura, ni que no haya buenos ejemplos con los que animarse. Pero la aceleración de acontecimientos, una crisis detrás de otra y el miedo que esto ha generado me llevan a preocuparme por el mundo de la creatividad en su conjunto.
Todo acto creativo necesita un marco de confianza, y en un mundo en el que no se quiere asumir ningún riesgo, en el que se necesita controlar todo midiendo los resultados a corto plazo, en el que se desconfía de la confianza, la creatividad corre el peligro de enfermar.
Y no me refiero a la creatividad que potencia el rendimiento, la que va dirigida a la aceleración de nuestras vidas, pues esta sabemos que goza de buena salud. Me refiero más bien a la creatividad que le habla al alma humana, la que en lugar de acelerarnos nos deja en suspenso...[+]