‘Arquitectura: Cambio de Clima’

05/07/2016


El congreso internacional que organiza cada dos años la Fundación Arquitectura y Sociedad vio cumplida su cuarta edición la semana pasada, reuniendo en Pamplona a un elenco de grandes figuras del panorama arquitectónico llamadas a debatir en torno al tema central del evento ‘Arquitectura: Cambio de clima’. Frente a las ediciones anteriores, dedicadas a asuntos relevantes en tiempos de crisis y austeridad bajo las consignas de ‘Más por menos’, ‘Lo común’ y ‘Arquitectura necesaria’, este año la cita puso el foco en la sostenibilidad y en el cambio de actitud que, en respuesta a éste y a otros factores, se está produciendo en la profesión. El evento contó con el apoyo organizativo de Arquitectura Viva, y se celebró, como ya es tradición, en el Palacio Baluarte de la capital navarra. En esta ocasión fue inaugurado por los Reyes de España —que ya habían estado presentes como Príncipes en la primera edición— y en la ceremonia intervinieron Carlos Solchaga, presidente de la Fundación Arquitectura y Sociedad, Francisco Mangado, patrono fundador de la misma, y Uxue Barkos, presidenta del Gobierno de Navarra.

En su discurso de inauguración, el Rey Felipe VI llamó a comprender el verdadero alcance del lema del congreso, refiriéndose a “el sentido genuino del ‘cambio de clima’ en que nos encontramos inmersos: un cambio de talante y de actitud al que nos aboca el tránsito ecológico y social producido por el cambio climático.” Una interpretación que se vio apoyada por la introducción de Luis Fernández-Galiano, director del congreso, que recorrió someramente lo debatido en congresos anteriores y presentó los nuevos retos a los que se enfrentan los arquitectos ante la icónica imagen de “La canica azul”, la fotografía de la Tierra tomada desde la nave Apolo 17.

Abrió el primer turno de ponencias un Rem Koolhaas indignado ante el actual panorama europeo, el auge de los populismos y el Brexit. Como era de esperar, la presencia del archifamoso arquitecto holandés había generado una gran expectación, pero su intervención no defraudó a la audiencia del Baluarte. Audaz y visionario, Koolhaas describe el mundo como le enseñaron cuando aún era un joven periodista: como si fuera un recién llegado de Marte que desconoce por completo este planeta. Esa toma de distancia frente a la realidad hizo de su ponencia una interpretación novedosa del concepto de “Cambio de clima”, convirtiendo el clima político y social de Europa en la verdadera cuestión urgente a la que debe atender la arquitectura, junto a la preocupación sobre el olvido y la degradación que está sufriendo el medio rural. A Koolhaas le siguió otro premio Pritzker, el suizo Pierre de Meuron, cuya ponencia sirvió de contrapunto a las cuestiones planteadas por el primero. De Meuron presentó minuciosamente una de las obras más recientes de su estudio, el Museo Unterlinden de Colmar, en Francia, devolviendo el debate a la esfera arquitectónica al repasar todas las escalas del proyecto con una exhaustiva serie de imágenes que pusieron de manifiesto la creatividad y la calidad que definen su trabajo.

La sesión de la tarde comenzó con el noruego Kjetil Thorsen de Snøhetta, quien presentó el trabajo del estudio con un discurso muy bien hilado sobre los procesos creativos, el trabajo en equipo y el impacto social de la arquitectura. “La arquitectura no existe sin personas, se basa en una tradición humanista y por eso solo existe cuando interactúa con los usuarios”. Thorsen mostró situaciones diversas en las que algunas de sus obras, como la Ópera de Oslo o la Biblioteca de Alejandría, han tenido usos no previstos o incluso han sido protegidas por la ciudadanía, siendo ésta su mejor garantía de durabilidad. Por su parte, Jean-Philippe Vassal, del estudio parisino Lacaton & Vassal, cerró la primera jornada con una charla inspiradora. Con la serenidad que le caracteriza, el francés repasó su trayectoria ilustrando las teorías de ecología, ahorro y economía de medios que definen todas sus obras. Armado sobre la honestidad y la claridad, el discurso de Vassal consiguió admirar a la audiencia —aunque ya fuese de sobra conocido para muchos— y arrojó luz sobre las estrategias que pueden resultar más efectivas para perseguir la sostenibilidad del entorno construido.

La segunda jornada comenzó con la intervención de Iñaki Ábalos, de Ábalos + Sentkiewicz. El arquitecto, que cerraba con su ponencia su etapa como chairman de Arquitectura de Harvard, hizo un recorrido por una selección de sus obras y proyectos en los cuales la consideración climática y energética ha tenido un papel determinante. Louisa Hutton, arquitecta británica afincada en Berlín y cuya oficina Sauerbruch Hutton se ha convertido en uno de los referentes internacionales en materia de sostenibilidad, continuó la línea de Ábalos presentando una serie de obras en las que no sólo el aspecto técnico ha servido de respuesta hacia las demandas climáticas, sino en las que la estética ha sido un reclamo fundamental para que la sociedad "ame y respete los edificios y las ciudades en las que vive", destacando que "la arquitectura sostenible requiere esa implicación activa por parte de los usuarios".

El austriaco Dietmar Eberle fue el encargado de abrir la última sesión del congreso con una intervención que, junto con la de Hutton, fue la más rigurosa en términos de construcción bioclimática e impacto ambiental. Eberle, que dirige la firma Baumschlager Eberle y ejerce de profesor en la ETH de Zúrich, sí se atrevió a dar cifras específicas sobre la situación del planeta y a ofrecer métodos de cuantificación energética y control climático. Sus conclusiones son fruto de la investigación y de una carrera dedicada a optimizar las construcciones, hasta el punto de levantar edificios que no precisan elementos mecánicos de climatización. Eberle incidió en la necesidad de intervenir de forma local empleando una nube de datos interrelacionados que sirven para construir acertadamente en cada lugar, y advirtió de los errores que conlleva extrapolar las cifras fuera de su contexto. A continuación, Winy Maas cambió radicalmente el tono y el mensaje que habían defendido las intervenciones anteriores. La ponencia del cofundador del estudio holandés MVRDV, sorprendente por su ritmo acelerado y amplio contenido, fue una lluvia incesante de propuestas —algunas reales, otras utópicas— sobre los nuevos campos de investigación que se abren en la actividad del arquitecto. Visiones futuristas sobre la ciudad adaptable, aplicaciones de la nanotecnología a los materiales, nuevas ecosistemas urbanos que pueden enriquecer la biodiversidad o las posibilidades del plagio en la arquitectura fueron algunos de los temas —sincopados por un repetido y persistente “What’s next?” — con los que Winy Maas planteó ampliar los límites de la actividad futura de la profesión. Por último, Bjarke Ingels cerró las ponencias con un recorrido por algunas de sus obras, con las que ilustró las cuestiones de adaptación ambiental y conciencia ecológica desde un enfoque social y hedonista. El arquitecto danés, también uno de los más esperados, alabó la eficiencia de la arquitectura vernácula y defendió que la técnica y la ingeniería modernas permiten aplicar esa sabiduría en nuevos contextos. Algunos de sus proyectos más innovadores, como la Dryline de Nueva York —una actuación lineal a lo largo del frente marítimo que sirve como barrera de fricción ante posibles inundaciones o huracanes— o la central de transformación de basuras de Copenhague, le sirvieron para mostrar cómo el desarrollo de infraestructuras sociales pueden contribuir de forma eficiente al ámbito urbano y tener un impacto positivo en la concienciación de las personas sobre las cuestiones medioambientales.

Las conferencias se complementaron con una serie de conversaciones entre los ponentes y los relatores —Richard Ingersoll, Llàtzer Moix, Antonio Lucas, Peter Buchanan y Vicente Verdú—, que también llevaron a cabo entrevistas en profundidad con cada uno de los arquitectos invitados. Todas ellas se recogerán en el libro resumen del evento que Arquitectura Viva publicará este otoño, añadiéndose así a los que documentaron los congresos de 2010, 2012 y 2014. Fundación Arquitectura y Sociedad Imagen Subliminal / Miguel de Guzmán


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