Arboricidios sin vuelta atrás
Los bosques primarios crean microclimas, favorecen las precipitaciones y son cruciales ante la emergencia climática. La mayor parte de los países no los protegen, con excepciones como Ecuador, Bolivia y Nueva Zelanda.
En una aldea del norte de España han cortado un roble centenario. Tenía un tronco de casi cinco metros de diámetro y un porte monumental. Era un árbol apreciado por caminantes y ecologistas de la zona. Dicen algunos vecinos que quizá lo haya tumbado un maderero local para venderlo como leña. Quién sabe si con autorización municipal o apenas el consentimiento de los propietarios de las fincas. Quien lo haya talado lo cortó, quizás, porque puede hacerlo con total impunidad. La tala de este roble es un pequeño ejemplo de la desprotección de los árboles. Rilke consolaba su sentido de impermanencia con la certeza de “un árbol en la ladera al que volver todos los días”. Hoy nadie podría garantizar tal cosa. Que se lo cuenten al arce ‘Sycamore Gap’, talado a traición en Reino Unido. Un árbol, cualquiera, es también todos los árboles...
El País: Arboricidios sin vuelta atrás. ¿Qué atraerá si no la lluvia?