The Light Facade, the Case of Jofebar
Imagined Carpentry
En muchos casos el industrial es un mediador: alguien a quien se recurre para buscar una solución a un problema vagamente planteado, el experto que puede guiarnos para encontrar una respuesta. Si el mediador es sensible a las intenciones de los arquitectos, si las hace suyas, toda su actividad revertirá en la exploración de esas respuestas. Un caso paradigmático de esta actitud es la empresa Jofebar, particularmente de su director José María Ferreira, que ha hecho propios los objetivos de sus amigos arquitectos, convirtiéndose, gracias a su insaciable curiosidad, en ese mediador que se adelanta a los deseos del arquitecto, acercándole las técnicas y los materiales que parecían más recónditos.
Fue precisamente la curiosidad la que llevó a Ferreira a visitar una exposición de material militar en el norte de los EE UU, y fue su sensibilidad la que le hizo reconocer en aquella muestra las posibilidades del aluminio espumado en forma de bloques diseñado para absorber la energía de las explosiones, cuyas diferentes densidades dan lugar a materiales más o menos porosos que, cortados en placas, ofrecen una transparencia controlada y una textura volcánica. Jofebar convenció a los fabricantes de las nuevas posibilidades del uso arquitectónico de este producto —para ellos aún increíbles— y lo difundió bajo el nombre Alusion. Inmediatamente, Patxi Mangado lo coloca a modo de cielo raso en el Café Baluarte de Pamplona; Carlos y Lucía Ferrater usan este aluminio como acabado de fachada en la Iglesia Unida de Terrassa; y Capilla y Vallejo lo aprovechan para incorporar filtros de luz en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria...