Una antigua cetaria —vivero de producción de crustáceos comunicado con el mar— en el pueblecito asturiano de Tapia de Casariego ha sido reconvertida en piscina de agua salada, según proyecto del arquitecto Jovino Martínez Sierra. La cetaria se encontraba abandonada desde hacía tiempo, pero conservaba el foso, las plataformas de las edificaciones y los muros de piedra del camino de acceso, que se han revestido de madera, incrustándose en el terreno; la senda desciende mediante rampas y escaleras hacia la zona de baños, estancia y solárium. La intervención altera mínimamente las vistas sobre el horizonte y crea una nueva topografía que interactúa con el entorno. El proyecto fue seleccionado en la II Bienal de Arquitectura, Arte y Paisaje de Canarias.