El estudio de la arquitecta neozelandesa Bergendy Cooke —encargado del concepto, el diseño y los interiores— ha proyectado, en colaboración con el arquitecto marroquí Amine Abouraoui, este hotel junto a los Jardines Majorelle de Marrakech. Reinterpretando la tradición arquitectónica vernácula con un lenguaje contemporáneo, la masa escultórica monolítica está tallada con aberturas arqueadas en diferentes escalas.

En un ejercicio singular de simplificación, elementos reconocibles de la arquitectura local como los arcos invierten lúdicamente su forma en las ventanas y los balcones de los niveles superiores. Revestido con una mezcla de tierra y cal viva de tonos rosados, el conjunto está rodeado por un muro exterior que combina superficies lisas y estriadas.