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Un buen ejemplo es la profunda remodelación del Estadio Santiago Bernabéu en Madrid. Coordinar una obra de esa magnitud, manteniendo la actividad del estadio e incorporando innovaciones como la cubierta retráctil, la envolvente metálica o el césped que se guarda bajo tierra, exige algo más que un 3D bonito. Un modelo BIM bien gobernado se convierte en el idioma común del proyecto: ayuda a encajar lo existente con lo nuevo, a detectar interferencias antes de llegar a obra y a planificar en 4D (tiempo) grandes hitos como izados o ventanas de trabajo entre partidos. El resultado es un proceso más controlado y una base de datos fiable para la operación futura del recinto, el primer paso hacia un gemelo digital. Como resume Óscar Liébana, Director del Máster en BIM Management de ZIGURAT Institute of Technology y coordinador del proyecto del Santiago Bernabéu, cuando el proyecto es extremo, la coordinación no puede improvisarse: se sostiene en método, datos y decisiones trazables.
El siguiente salto ya está en marcha: integrar sistemas de IA capaces de analizar en tiempo real millones de datos —flujos de personas, consumo energético, condiciones ambientales— y proponer soluciones antes de que afloren los problemas. Como explica Ítalo Guedes, Director de la edición en portugués del Máster en Inteligencia Artificial aplicada a la Arquitectura y la Construcción de ZIGURAT Institute of Technology, “si el BIM nos enseñó a proyectar con más información, la IA potencia a los profesionales para diseñar con mayor nivel de automatización y precisión para comprender, evaluar, simular y generar”. Esa secuencia —comprender, evaluar, simular y generar— ya guía herramientas que clasifican información relevante, verifican normas, predicen consumos y plantean alternativas de diseño en minutos.
A lo largo del ciclo de vida, las posibilidades se multiplican. En la concepción, la IA ayuda a explorar variantes y a medir su impacto medioambiental para elegir la opción más eficiente. En la construcción, ajusta la planificación en tiempo real y supervisa la calidad de forma automatizada, reduciendo retrasos y sobrecostes. En operación, activa el mantenimiento predictivo y gestiona el confort de los espacios, alargando la vida útil del edificio y recortando consumos. Todo ello tiene un efecto directo en sostenibilidad: menos energía y agua, menos emisiones, menos residuos… y decisiones justificadas con datos, no con intuiciones.
El gran desafío, sin embargo, ya no es tecnológico, sino humano. Faltan perfiles capaces de liderar esta transformación y de conectar el diseño con la obra y la operación mediante datos gobernados. Aquí la formación marca la diferencia: programas que combinan fundamentos de IA y programación con su aplicación en BIM, diseño generativo, gestión y smart cities permiten escalar buenas prácticas sin depender de “magos del software”.
En definitiva, si el BIM digitalizó la construcción, la IA está en camino de hacerla verdaderamente inteligente. Para los arquitectos, esto significa trabajar con menos sorpresas y métricas claras; para los clientes, en activos que rinden mejor durante más tiempo; y para las ciudades, en un funcionamiento más eficiente y sostenible. El futuro no esperará: es el momento de convertir la información en decisiones… y las decisiones, en ciudad.
Link a la MASTERCLASS COMPLETA de Óscar Liébana sobre la aplicación BIM en la remodelación del estadio Santiago Bernabéu