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El proceso de transformación de la pizarra natural es único entre los materiales de construcción. Desde que se extrae de la cantera hasta que sale en palés hacia su destino no requiere grandes transformaciones, productos químicos ni la utilización de hornos. Por lo tanto, la huella de carbono de la pizarra natural es muy baja y tiene un impacto medioambiental menor que sus alternativas de cubierta o fachada.
Estas características han quedado acreditadas con la Declaración Ambiental del Producto, un programa de etiquetado sostenible para la construcción que sigue las directrices europeas y regulado por las normas ISO 14025 y 15804.
Esta certificación analiza todo el ciclo de vida del material, desde su extracción hasta el fin de uso. Gracias a sus características intrínsecas y a su gran durabilidad, la pizarra natural tiene una vida útil que puede superar los 100 años, lo que evita nuevas emisiones en la fabricación de materiales de renovación.
De hecho, si la vida útil del edificio llega a su fin antes de esa fecha, la pizarra natural se puede desmontar y aprovechar para ser instalada en otra cubierta.
La sostenibilidad de la pizarra natural y su adaptabilidad a los modernos sistemas constructivos, como la fachada ventilada, la convierten en el material ideal para sumar puntos a la hora de acceder a las más reconocidas certificaciones medioambientales, como LEED, VERDE y BREEAM.
CUPA PIZARRAS, empresa productora y comercializadora de pizarra natural, tiene unos procesos de trazabilidad que permiten conocer con exactitud la procedencia de cada una de sus pizarras. En caso de rotura o ampliación del edificio, permite la renovación parcial sin que se salte a la vista.