Un equipo de doce autores tratando la vivienda reducida (en adelante, VR) evoca inevitablemente el camarote de los hermanos Marx. Si, como es el caso, la mayoría son arquitectos que desarrollan la materia desde distintos enfoques —los orígenes industriales del concepto y su evolución, las tipologías, las estructuras e instalaciones, las consideraciones urbanísticas—, acompañados de un sociólogo y un ingeniero que aportan los capítulos dedicados a la demanda real de VR, al marco normativo que la regula y a la prefabricación, todo ello acompañado de referencias a los costes, la cosa cambia y se asemeja más a uno de esos ambientes de Ikea en los que se recrean minipisos ideales: todo tiene su sitio y es perfectamente racional.
A raíz del Plan de Vivienda 2005- 2008 lanzado por el gobierno socialista a su llegada al poder, que en los medios quedó limitado al debate sobre los ‘minipisos’ de la Ministra Trujillo, la gestora de cooperativas GPS encomendó al profesor Luis Moya que analizara las posibilidades de éxito de la VR en el momento actual. Moya, que desde los años setenta ha investigado sobre la promoción pública de viviendas, ha ejercido de coordinador del grupo, redactando además las conclusiones; un sensato ‘recetario’ que ofrece a los arquitectos argumentos para convencerse y convencer a los promotores.