Francisco de Gracia acaba de lanzar un libro de rara condición híbrida que aúna la ortodoxia académica propia de un manual con la aspereza militante de un manifiesto no exento de melancolía.
Pensar/componer/construir es un título que, tras sustituir el ‘habitar’ por el ‘componer’, invierte el orden de los términos que dan nombre a un comentadísimo escrito de Martin Heidegger. La paráfrasis podría pasar por un mero paralelismo alusivo o un homenaje (la obra está encabezada por una cita literal de Construir, habitar, pensar), pero más parece estar empleándose el recurso retórico para configurar una opción antinómica a ciertas interpretaciones del pensamiento heideggeriano que han sido usuales en los últimos cinco lustros, con el fin de amalgamar en una propuesta de acción concreta varias de las acepciones de la palabra ‘orden’ (serie o sucesión, pero también colocación en su lugar propio, regla o modo) y, sobre todo, para reivindicar la capacidad de la composición (pese a que nuestro autor nota que este es un vocablo «provisto de una carga connotativa que lo desacredita») para salir del círculo vicioso de la actual producción edificatoria, que debe más al azar que a la necesidad.
Ciertamente, entre los pasajes más oscuros del mencionado ensayo de Heidegger están los que se refieren al orden en que se habita y se construye. Y así, el mayor representante de la filosofía existencial alemana tan pronto nos dice que «al habitar llegamos solamente por medio del construir» como que «los mortales llevarán el habitar a la plenitud de su esencia construyendo desde el habitar y pensando para el habitar». Y De Gracia, limitándose a la fracción de mortales que hacen o están formándose para hacer arquitectura, reemplaza estas reflexiones por una apodíctica, casi escolástica, línea recta de causalidad (primero se piensa, después se compone y finalmente, se construye) que complementa con un irónicamente agorero subtítulo: ‘Una teoría (in)útil de la arquitectura’, en el que la partícula negativa se resalta tipográficamente.
Como fruto de la decantación teórica de una larga experiencia docente presenta el autor esta obra cuyo contenido da cuenta de los ingredientes temáticos del programa de la materia Composición Arquitectónica que imparte en la Escuela de Arquitectura de Madrid, pretendiendo aportar una base argumental sólida, un criterio bien sentado para, según sus palabras, enfrentarse a las dificultades prácticas mediante procesos lógicos conseguidos tras una elaboración reflexiva tanto para comprender las cuestiones formales como para tomar decisiones fundamentadas.
Este libro valdría, pues, como libro de texto, pero resulta que es también una proclama contra un proceso que, según advierte su autor, tiende a depender del impulso que le llega desde ámbitos adyacentes o periféricos dedicados a la producción de imaginería banal, cuando no extravagante, guiado por arquitectos de «gran predicamento » que se preocupan únicamente de la práctica creativa del proyecto como actividad intuitiva, poco provista de soporte teórico racional, y cuyo antídoto es, claro está, la composición, gracias a la cual «pueden aún protegerse los criterios de congruencia y racionalidad». De ahí que, como concluye De Gracia, sólo queda confiar en los sectores culturales donde la pervivencia de ciertos principios permite todavía invocar directamente a la composición, en tanto acción reguladora de la calidad de la arquitectura.