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Rastros de realidad
La inevitable relación de la arquitectura con su contexto construido, y de la fotografía con lo real, hace que el recorrido histórico y artístico de ambas se pueda estudiar de forma paralela. La propuesta de Philip Ursprung sobre la existencia de una corriente realista en la arquitectura contemporánea desencadena la investigación de Jesús Vassallo que, en un relato generoso en su condición pedagógica y preciso en sus referencias, cuestiona el discurso arquitectónico generalizado que vincula con exclusividad el realismo en arquitectura al historicismo vernacular y propone una versión en la que la fotografía, en su progresiva confrontación con lo social, supone una influencia mucho más poderosa y estimulante. Es a través de esa corriente realista como estas artes dialogan, entrelazándose a través de sus referentes y construcciones teóricas a lo largo del siglo XX y fusionándose en su última década. Este argumento se cimienta sobre cuatro casos de estudio en una construcción cronológica en el que arquitecto y fotógrafo buscan «desmantelar los contextos culturales obsoletos mediante la exposición sistemática de unas imágenes de la realidad más inquietantes pero simultáneamente más precisas». Estos ejemplos se enmarcan dentro de dos etapas, divididas por la irrupción del arte conceptual como marcapáginas histórico y acotadas por una introducción y una reflexión como epílogo.
La primera de estas etapas comienza con los paseos —que más tarde se convertirían en visitas guiadas— del fotógrafo Nigel Henderson por el East End londinense. Estas derivas de descubrimiento, de búsqueda de una realidad fotografiable que no se enmarque dentro de un contexto documental, despierta el interés de unos jóvenes Alison y Peter Smithson, y, juntos, desarrollarán una nueva actitud frente al arte y la vida (que más tarde bautizaron como ‘as found’). Aparece aquí una voluntad subversiva de encontrar un camino divergente a los discursos dominantes de la época, y esta se hará evidente poco después en las investigaciones de Robert Venturi y Scott Brown, que, inspirados por las fotografías displicentes de Ed Ruscha, propondrán una influyente propuesta crítica al Movimiento Moderno en su archiconocido libro Aprendiendo de Las Vegas. Esta época presenta dos materias autónomas y preocupadas, de forma independiente, por su relación con la ferviente evolución artística y conceptual de la posguerra limitándose, según el autor, a un momento transitorio en el que la relación entre las disciplinas se caracteriza por un «consumo cultural y de apropiación» por parte de los arquitectos. Ya entrados en las décadas de 1980 y 1990, la influencia del arte conceptual, que en muchas de sus expresiones toma prestada la fotografía y la arquitectura, propicia la segunda etapa de este relato en el que las técnicas aparecen totalmente transformadas en sí mismas y en su relación mutua. Los trabajos de Aldo Rossi y las fotografías de los Becher abren ahora un nuevo y extendido lugar de encuentro que se materializa de forma brillante en las colaboraciones primero de Thomas Ruff con Herzog & de Meuron, y después de Thomas Demand y Caruso St John. Si antes los arquitectos tomaban prestados los trabajos de los artistas que habían descubierto las arrugas de la realidad, ahora ambas disciplinas se utilizan mutuamente para hacerlas patentes y explotarlas.
Jesús Vassallo, en un proceso de reducción y abstracción equivalente al de los protagonistas del libro, deconstruye ambas disciplinas para volverlas a construir dentro de un nuevo imaginario teórico. Esta iniciativa expone la íntima relación entre fotografía y arquitectura a través de una corriente realista que es, por fin, el puente que une la eterna brecha entre la arquitectura y el entorno construido.