La vieja modernidad canónica despojó a la arquitectura del deseo. Reducida a una celda lacónica, la vivienda racional expulsa de su ámbito la fatigosa parafernalia de los objetos, la asfixiante decoración de los interiores y la pomposa manifestación
En Barcelona, los facsímiles que configuran el Pueblo Español abundan en el tópico hispano acuñado por los viajeros del siglo XIX que Mario Praz se encargó de desmantelar en su libro Penisola pentagonale. Mario Praz visitó España,
El ambiente doméstico, como el rostro, es también un reflejo del alma de quien lo habita. Sin embargo, la sensibilidad artística o literaria no es garantía del buen gusto en cuestiones decorativas. El mundo personal de la casa suele estar poblado por