En la cresta del glaciar Val Senales, a más de tres mil metros de altitud, una plataforma de observación invita a los excursionistas a un ascenso para disfrutar de unas impresionantes vistas de los Alpes tiroleses e interpretar su paisaje abrupto. Si
El complejo se concibe como una montaña habitada: mientras las laderas se revisten con el programa de ocio, la cumbre se excava para albergar la estación y se corona con una escultura flotante de acero inoxidable que acoge una cafetería.
Un sistema de arcos genera las cuatro conchas entrelazadas de la terminal de la montaña, y la de la terminal inferior, una estructura de madera de entre 10 y 25 metros, tensada con barras de acero y en cuyo interior predomina el hormigón y la piedra.
En sustitución del antiguo funicular, la propuesta estrecha la unión entre la montaña y la ciudad, acortando la distancia con un trayecto de un minuto, y disponiendo un trozo de naturaleza en la estación inferior y una plaza urbana en la superior. La
Construidas con losas postesadas de hormigón y revestidas con una sutil piel de vidrio y aluminio, las formas minerales del edificio resuenan con las cercanas montañas.
