Proyecto para la Zona Cero: Richard Meier, Peter Eisenman, Charles Gwathmey, Steven Holl
Dice Joseph Rykwert, en el ensayo que aporta a esta monografía, que las modas efímeras suelen ser barridas por el viento, pero que el ‘estilo’ de Richard Meier se mantiene con claridad y convicción. Basta con hojear este cuarto volumen de las obras completas de Meier, y compararlo con el primero de ellos, para darse cuenta de que estamos ante uno de los arquitectos vivos que más fieles se mantienen a sus principios tanto formales como funcionales y técnicos.
Meier inició la publicación de su obra completa en 1984, a los veinte años del inicio de su actividad como arquitecto independiente. Al igual que en sus edificios, el modelo para sus libros fue su maestro inspirador: Le Corbusier. El primer volumen reflejaba algunas de sus obsesiones: el color blanco (en la sobrecubierta, con su nombre en negro y ‘architect’ en rojo, todo ello en tipos Bodoni) y la figura cuadrada (en el formato, de 10 por 10 pulgadas). Posteriormente, el color de fondo de la sobrecubierta ha cambiado al negro y, en este volumen 4, al plata, con lo cual se ha roto la continuidad blanca de los ocho tomos de la Oeuvre complète de Le Corbusier.
Con este volumen 4, que abarca la producción del arquitecto entre 2000 y 2004, se cumplen 40 años de actividad de su estudio. El propio Meier se felicita en el prefacio de haber llegado hasta aquí manteniendo una postura congruente con su admiración por la arquitectura moderna del periodo ‘heroico’. Y esa permanencia se refleja también en los ensayos incluidos en el libro: uno de Kenneth Frampton y otro del mencionado Rykwert, dos críticos que ya habían participado en los volúmenes anteriores. En el primero de ellos, Frampton habla de cierta transición en la postura de Meier a partir de su última gran obra, el centro Getty, y para ello compara dos obras que comparten programa (los juzgados de Islip y Phoenix), pero que muestran algunas diferencias compositivas; también señala una reciente «postura neominimalista», plasmada en una de sus últimas casas, la Neugebauer. Por su parte, Rykwert hace un detallado análisis formal de las obras incluidas en el libro e insiste en la constancia de los planteamientos de Meier frente a la fugacidad de muchas tendencias coetáneas.