Rotunda tanto en su concreción formal como en su compromiso social, independiente del optimismo utópico de la modernidad europea pero heredera de su nitidez geométrica, y reveladora de la tradición, si bien proyectada para el presente, la obra de Lina Bo Bardi deja entrever, más allá de la espontaneidad con que es concebida, sus reflexiones, deseos y convicciones. Este libro, basado en la tesis doctoral de su autora, Olivia de Oliveira, describe la particular posición de Bo Bardi dentro de la segunda generación de arquitectos modernos a través de los aspectos constantes en su legado.
En 1946, cuando Lina llegó a Brasil desde Italia, la influencia del Movimiento Moderno europeo y más concretamente de Le Corbusier, se dejaba sentir en las principales ciudades del país. Frente a la «excesiva tendencia hacia la originalidad» de sus contemporáneos, según Niemeyer, Lina promovió su producción desde la lógica, la sencillez y la economía, según las necesidades del pueblo. Su vivencia de la Segunda Guerra Mundial en Europa le había proporcionado una aguda perspectiva sobre la necesidad de aproximar la arquitectura a la sociedad. La obra de Bo Bardi alcanza entonces la categoría de símbolo, más por su función que por su forma, pero también por referirse al imaginario colectivo de la cultura brasileña y fomentar su esencia, comunitaria y comunicativa.
Concebido como una composición musical, el libro consta de varios ‘movimientos’ en los que se reúnen de forma armónica las categorías lúdica, simbólica, comunicativa y social de su obra. Intercalados entre sus edificios, los diseños que realiza en campos como el mobiliario, la escenografía, la cartelería o los juegos para niños, completan la aproximación de la autora al rebosante y paradójico universo creativo de la arquitecta italo-brasileña.
