¿Quién necesita a los críticos, cuando todos tenemos una opinión? Augusto M. Seabra, uno de los articulistas del número 239 de la revista portuguesa Jornal Arquitectos (JA), vincula el nacimiento de la crítica profesional al auge de la prensa en las sociedades ilustradas del siglo XVIII. Hoy, sin embargo, hablar de prensa es hablar de crisis; crisis de un medio que trata de adaptarse a nuevos formatos pero, sobre todo, crisis de la forma en que consumimos la información.
Pero también hay otras crisis, de igual o de mayor importancia, que cuestionan el papel de la crítica: una crisis económica, que dificulta las ya dramáticas condiciones de vida de millones de personas; una crisis ecológica, que impone nuevos cánones de lo bello y de lo útil; una crisis de pensamiento, que se cuestiona el modo de superar la modernidad sin la miopía relativista posmoderna.
Quizás por todo ello, tanto la mencionada JA como la revista alemana ARCH + han coincidido a la hora de dedicar sus últimos números al estado actual de la crítica de arquitectura, pero también al vincular aquélla a la idea de ‘crisis’, palabra con la que comparte raíces etimológicas. En el caso de JA, los textos, en portugués e inglés, ofrecen perspectivas diversas de la situación pasada y presente de la crítica arquitectónica, incluyendo una entrevista a cargo de Joaquim Moreno al decano de la Universidad de Columbia Mark Wigley. Los artículos no son demasiado optimistas: desde la polarización y disolución de la crítica en una simplificación (arquitectura como lifestyle) o complicación (arquitectura como teoría) extremas, denunciada por Jorge Figueira; pasando por la vuelta al orden propuesta por Luis Fernández-Galiano, entendida como un compromiso renovado con lo social tras los excesos de las décadas pasadas (un texto ya publicado en el número 128 de Arquitectura Viva con el oportuno título de ‘Crítica y crisis’); hasta la idea de André Sauvage de una crítica pragmática, articulada a través de los concursos de arquitectura, nadie parece creer posible una vuelta a las certezas de antaño, pero sí se reconoce la importancia de la crítica, aún, para la creación de un presente y un futuro mejores.
ARCH + se enfrenta a estas cuestiones de una forma más didáctica y estructurada. El volumen, únicamente en alemán, se divide en tres partes fundamentales: la primera contiene ensayos centrados en la naturaleza de la crítica desde un punto de vista teórico; la segunda supone un repaso sistemático a su evolución histórica, desde mediados del siglo XVIII hasta el presente; la tercera, por último, reproduce textos de importantes críticos del siglo XX —Adolf Behne, Roger Ginsburger, Karel Teige, Sigfried Giedion, Reyner Banham y Manfredo Tafuri— a los que se acompaña de un artículo explicativo a cargo de un crítico contemporáneo. Atractivamente ilustrado, el número se completa con un apartado de proyectos de actualidad precedidos por un breve texto de OleW. Fischer sobre la posibilidad de una crítica no textual, basada en la materialidad del propio proyecto de arquitectura. Al cabo, quizás sea ésta la única forma relevante de crítica en el nuevo orden de las redes virtuales, donde abundan las opiniones y escasea el criterio.