En las décadas posteriores a la II Guerra Mundial, luego de la diáspora de los estudiosos alemanes, la Historia del arte floreció como nunca lo había hecho antes en los Estados Unidos y Gran Bretaña. Lo interesante es que, para cuando esto ocurrió, la tradición historiográfica alemana había cambiado para siempre. Uno de los cambios fue la ruptura de la estrecha relación de dependencia entre el estudio de la arquitectura y el del arte; una relación que iba más allá de que los artistas fueran arquitectos o los arquitectos artistas, y que tenía que ver con la propia ambición de la disciplina de la Historia del arte en cuanto forma seria de investigación cultural e histórica. Fue este vínculo profundo y esencial el que, después de la guerra, se quebró sin aparente crisis y en apariencia con poca discusión de por medio, mientras que en el mundo anglosajón otros aspectos de la tradición alemana se asumían o se ponían en cuestión tras intensos debates...[+]