
La Exposición Universal de París de 1937 demostró que se habían producido cambios en la arquitectura: el Palais de Chaillot, el Pabellón Alemán, de Albert Speer, y el Pabellón Soviético, de Boris M. Iofan, fueron las representaciones más significativas de la Nueva Monumentalidad. No obstante, el Pabellón Soviético contaba con un componente que partía de las antípodas de la arquitectura historicista. El visitante que entraba en este pabellón de la Exposición Universal llegaba a un vestíbulo monumental al final del cual se exhibía una gran maqueta del Palacio Soviético: un verdadero símbolo de la nueva arquitectura del realismo de la URSS. En el camino, el visitante se encontraba con una serie de adornos abstractos que podían interpretarse como indicadores del itinerario que llevaba a la maqueta. Este interior fue diseñado por N. Sujetin, discípulo de Casimir Malevich. Las formas de todo el entorno, y especialmente las elegidas para los elementos verticales, representaban la única materialización de los proyectos arquitectónicos de Malevich: los llamados arkitektons o formas de decoración degeneradas...[+]