Con la sombra de Joze Plecnik planeando sobre cada rincón de su capital, Eslovenia vive desde su reciente escisión de la República Yugoslava un momento culturalmente tan prometedor como el que tuvo lugar a raíz de su independencia de Austria tras el plebiscito de 1920. El ritmo vertiginoso al que se suceden conciertos y todo tipo de manifestaciones culturales ha contagiado también su nueva producción constructiva, que se distancia con decisión del clasicismo arcaizante con el que su arquitecto más famoso transformó en los años treinta la fisonomía de Ljubljana.

El equipo formado por Jurij Sadar (1963) y Bošjan Vuga (1966) ejemplifica de forma casi arquetípica la ambición vigorosa de esta joven generación cuya andadura profesional ha despegado paralela al cambio político. Un contrato docente de Jurij Sadar en la facultad de arquitectura y los estudios de psotgrado de Bošjan Vuga en la Architectural Association de Londres tras graduarse ambos por la Universidad de Ljubljana fueron el preludio de una asociación que desde octubre de 1996 ha dividido a partes iguales sus fuerzas entre los concursos y la autopromoción, llegando incluso a crear una tipografía propia para presentar su trabajo a clientes y medios de comunicación...[+]