Álvaro Siza

El comité organizador del japonés Praemium Imperiale se trasladó en esta edición a Múnich para entregar sus galardones, que pretenden compensar la carencia, en el ámbito de los Nobel, de reconocimientos a la música, las artes plásticas y las escénicas. Junto al pintor norteamericano Robert Rauschenberg, la compositora rusa Sofía Gubaidulina y el director de cine británico Richard Attenborough, las designaciones del escultor israelí Dani Karavan y del arquitecto portugués Álvaro Siza (1933) pretenden llamar la atención sobre la relación de estas dos disciplinas entre sí y con el paisaje. En el caso del maestro de Oporto, el jurado ha valorado su sensibilidad topográfica y la capacidad que tiene su obra para fundirse con el entorno: los vacíos son tan importantes como lo construido, y lo nuevo siempre pone en valor lo existente; de proyectos como el restaurante Boa Nova y las piscinas de Leça da Palmeira, del barrio de Quinta da Malagueira en Évora o del Centro Gallego de Arte Contemporáneo en Santiago surgió la afortunada comparación de su compatriota y amigo Eduardo Souto de Moura, quien dijo que los edificios de Siza poseen la naturalidad de un gato durmiendo al sol.